Ya
se sabia que los niveles de dopamina en el cerebro actuaba de forma
directa en la motivación o no de una persona gracias a unos estudios
llevados a cabo con ratas, pero llevado al estudio con humanos se ha
comprobado que lo realmente importante es la distribución de la misma a
lo largo de nuestro cerebro, teniendo efectos completamente diferentes
según las partes en las que se ubique.
Para demostrarlo se llevo a cabo con unos voluntarios entre los 20 y 30 años de edad, usando una tomografía de positrones, controlando sus niveles de dopamina en su cerebro mientras se les presentaban una serie de trabajos a realizar. Gracias a esto comprobaron que los que estaban más dispuestos a esforzarse eran aquellos que mostraban niveles más altos en el cuerpo estriado y la corteza prefrontal ventromedial, partes relacionadas con la motivación. En caso contrario, los que no querían hacer mucho tenían altos niveles de dopamina en la ínsula anterior, que se encarga en parte de las emociones y la percepción del riesgo.
Para demostrarlo se llevo a cabo con unos voluntarios entre los 20 y 30 años de edad, usando una tomografía de positrones, controlando sus niveles de dopamina en su cerebro mientras se les presentaban una serie de trabajos a realizar. Gracias a esto comprobaron que los que estaban más dispuestos a esforzarse eran aquellos que mostraban niveles más altos en el cuerpo estriado y la corteza prefrontal ventromedial, partes relacionadas con la motivación. En caso contrario, los que no querían hacer mucho tenían altos niveles de dopamina en la ínsula anterior, que se encarga en parte de las emociones y la percepción del riesgo.
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